lunes, 21 de febrero de 2011

Today

Dibújame tu miedo, quiero coloreártelo.

No sé que está pasando pero mis neuronas no paran de buscar algo sin saber qué es. A mí se me llenan las manos de caricias cada vez que te miro, a ti se te inundan los ojos cada vez que me piensas.
Somos un caos, lo sé, pero un caos perfecto; odio cuando dejamos de ser.
Déjame ser dentro de ti, cada amanecer.

Olvida quien he sido, quien has sido, y seamos lo que somos sin pensar que seremos. Antes de ti, antes de mí, antes no es ahora y ahora no deberíamos contar con lo de antes.


¿Qué tal?

¡Oye! ¿Cómo de alto quieres volar?

miércoles, 16 de febrero de 2011

Todos los días.

Yo sólo quiero que no te tiemblen las manos al agarrarme el corazón, que no se te resbalen las ganas en los instantes; que viajen siempre contigo, aferradas a ti y al compás que te marquen los latidos.
Si he de estallar que sea dentro de ti, que nos salpique la explosión -no tengas miedo- hablo de amor.
Bailemos; hasta que los pies no nos respondan y sea el momento de despedirnos, bailemos con los pies descalzos de miedos y las uñas pintadas de sueños, que nos envidien al pasar.

Aquí te espero, en el lugar de siempre a nuestra hora favorita.
Todos los días.

jueves, 10 de febrero de 2011

Coordinación


"Tengo miedo, abrázame".

Ni siquiera me miró. No le temblaron los párpados para evitar mirarme, porque no quiso hacerlo, ni lo intentó.

“Está huyendo, lo sabes.”

Sigo teniendo miedo; fuera llueve demasiado. No sé si me espera.

“¿Dónde estás?”

He perdido el norte en tu habitación para poder vivir al sur de tu mano, y ahora me llamas desde el oeste diciéndome que quieres viajar al este.
Quiero ir contigo –grito- mientras cuelgas el teléfono.

Camino sin rumbo, buscándote mientras guardo arena para llenarte el reloj, desafío la gravedad para que nunca marque la hora de despedirnos pero no sé si has decidido huir.

A veces me odia...
A veces me odia…
A veces me odio,
a veces odio que me odie,
nunca odio odiarme: me lo merezco.

No llamará; siento frío; como un whisky sin hielo.
No dice nada porque nada tiene que decir, y su silencio juega contra mi fuerza, quiero volar y vuelve a ganarme el pulso ese silencio que congela. Tiemblo, sola, tiemblo.

Sobre mi piel descansan mis sueños y se evaporan cuando deja de rozarme, cuando odia rozarme, cuando desearía no haberlo hecho jamás.

Cree que no siento cuando tropiezo con mis miedos; cuando me levanto es tarde. Continuamos sin cicatrizar heridas. Siempre caigo, siempre yo.

Coordinemos los latidos, sólo eso mi amor…


No estoy llorando, no voy a llorar más, además, está lloviendo así que no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa…