lunes, 18 de abril de 2011

Entiéndanme.

Despacio, me ama cada amanecer.


Y así, es perfecto, pero no lo sabe. 
Lo duda cuando llueven mis ojos, porque mi lluvia nubla su mirada.
Y entonces, entiéndanme, su duda no es más que amar.
Toda esta historia debe ser la envidia de toda mi ciudad, me digo, cada anochecer.
Me siento bien y chapoteo en mis deseos, ya no tengo miedo a ahogarme, de hecho, quiero ahogarme porque mi oxígeno está bajo su mar.


(Como un crío en la bañera que salpica a su mamá).


Y que sos, como la pieza de mi puzzle, que encaja cuando ha de encajar.
Y huir, todos huimos, ¿no? Pero tú en ese mismo arrebato me abrazas, te quedas a mi lado, rechazas huirme. Es perfecto, se queda conmigo.


Está lloviendo porque quiere llover, yo estoy siendo contigo porque contigo quiero ser.
La muchedumbre no lo entiende, yo comprendo que es complicado de entender, algo tan nuestro, es complicado de comprender.
Es perfecto, nos entendemos.



Y todos tenemos miedos. Miedos de todos los colores.
Por casualidad, leo en un libro "Los miedos que se vuelven deseos"
Casi sin creérnoslo. Pero, tú para mí.... ¿Y que fuiste tú si no antes de deseo?
Miedo.
Miedo que se apodera, miedo que juega a vencernos y no lo consigue. Por eso somos fuertes, porque no nos consiguen, porque seguimos siendo el puzzle perfecto que nadie entiende, el puzzle que a veces resulta un rompecabezas, lloramos para acabar siendo nuestro propio juego favorito.


Yo no quiero hacerte promesas vacías de dos que se rompen con el aire al pronunciarlas, voy a darte mi ser irrompible cada amanecer.


Es perfecto.
¿El qué? Ya, ya, sé que no lo entiendes, pero, hoy es tu día de suerte porque te explicaré sólo la primera parte.
Es perfecto, sentir que tus huellas dactilares comienzan a borrarse de tanto acariciarme el alma.

miércoles, 6 de abril de 2011

Sonríe, porque es como pa' hacerlo.


 Tengo un atrapasueños colgando de mi techo, supongo que por las noches atrapa los míos. A veces quisiera ser sueño, para que me atrapase.
Aunque, pensándolo mejor, a veces quisiera ser el atrapasueños de tu techo para atrapar los tuyos y liberarlos en momentos reales.

No me gusta suspirar. De pequeña mi madre solía regañarme cuando suspiraba.

No pequeña, no suspires, que las fuerzas son oxigenadas y se liberan cuando lo haces. No pequeña, no quiero verte sin fuerzas por culpa de tanto suspirar. No pequeña, no suspires, que suspiran los cobardes cuando se escapan los trenes. No pequeña, no suspires que besar el aire es morder polvo, no pequeña, no regales tu respirar si no es por amor”

Y ahora, suspiro entre tus brazos, porque quiero regalarte mi respirar, porque cuando me canso suspiro en tu cara pa’ respirar tu oxígeno. Y no, no mamá, no suspiro si no es por amor.

Estaré siempre, a las buenas y a las malas. Porque el Sol siempre está y también le llueve a él. Estoy aquí, a las buenas y a las malas.
Aparca los suspiros porque ahora, sencillamente, vamos a jadear.

viernes, 1 de abril de 2011

Bueno, no lo sé.

Me abrazaría tan fuerte el alma que asfixiaría mis miedos.
Los miedos respiran, ¿lo sabías?.
A veces necesitan robarme el oxígeno; para poder sobrevivir, claro.

Yo siempre he odiado tener miedo porque te hace ser cobarde. No me gustan los cobardes por eso no me gusto mucho, la verdad. Siempre digo que de mayor no tendré espejos en casa, puede que decida poner un "espejo de cortesía" detrás de alguna puerta (concretamente detrás de la típica puerta que nunca cierras). No es que me vea el alma en los espejos pero sí la mirada y eso sí me da miedo. Aunque pensándolo mejor si odio a los cobardes y no pongo espejos me estaré convirtiendo aún en más cobarde. Bueno, no sé, ya veré que hago con el rollo de los espejos. A veces hablo conmigo y me pregunto si soy cobarde.

-¿Tú eres cobarde?
-No sé, supongo que sí, que soy una completa estúpida cobarde.

Que putada, pienso.


Pero, pensándolo mejor...

Yo quiero pisar la arena de mi alma y bañarme en su orilla, sin miedo. Quiero bailar -y no en la cuerda floja- con mis latidos hasta que me ardan los pies. Quiero hacerlo sola, quiero estar conmigo misma yo sola. Pero, sobre todo, quiero quererme.

¿Y por qué no iba a quererme?
Pues porque no, porque no, porque no, porque no, porque no, porque no, porque no...

Quiero pintarte mis entrañas y que entiendas porqué estás dentro de ellas, quizá lo haga mañana. Hoy me gustaría pintarme a mí, dentro de ellas, y comprender que yo también puedo quererme, que yo también (...) que yo también, que yo también, que yo también...

Quiero escupirle a cada uno de mis errores, darme la vuelta y continuar mi camino, parar durante un segnudo y sacarle la lengua. Burlarlos. Como lo hacía con mis enemigos cuando era pequeña. No quiero huír de esta ciudad, quiero aprender de ella y guardar en cada esquina una sonrisa por si vuelvo a pasar, por si vuelves a pasar.

Puedo gritar aunque tú no me oigas. No olvides que mi voz puede gritar aunque el mundo esté sordo, siempre podré gritar, aunque nadie lo oiga. Mi voz, siempre. Y hoy soy yo quien quiero escucharme, voy a gritar para mí, solo por mí. Voy a gritar por mí porque nunca lo he hecho. Voy a quererme, soy una más.



Y me da igual que no os importe pero voy a llamarme por teléfono cada mañana para saber cómo me encuentro, me voy a dar los buenos días; me voy a arropar por las noches.

Papá, mamá, táchadme de loca porque nunca quise estar cuerda.