viernes, 7 de mayo de 2010

I Guerra Mundial

Ya te vas y sé que no me queda tiempo, pero no quisiera continuar sin antes recordarme a mí misma que si mi piel fue partitura y la tuya instrumento, compusiste la banda sonora de mi vida, aunque ésto ya no importe, aunque ésto forme parte de tu olvido y de mi maldito y eterno presente dibujado en cada noche de Luna llena futura. Y éste es el problema, éste es mi problema cariño, no consigo trazar las líneas de mi vida sin tu color.
Me siento vacia sin ti, sin combustible pero tampoco destino que alcanzar, así que, ¿qué importa?

Y así, sin más, dejaré pasar mis días, buscando. Buscando en silencio, disimulando la I Guerra Mundial que se desarrolla dentro de mí misma. Así, sin más, jugando a vivir con éste corazón, contra la maldita ley de la gravedad que tanto me achaca contra el suelo, frío y duro, como tú. Como tú, ahora que no nos queda tiempo, claro.
Por eso, yo, me aferro al tú que fue caliente y confortable, el tú que no permitió ni mi sueño, ni mi hambre, ni mi frío, ese tú que quizá ni exista ya.

Las promesas y los sueños se disuelven en el amargo sabor de cada lágrima.
Ahora, me dirijo hacia otra dimensión, la del olvido, y lo hago cabizbaja, con los ojos vendados de falsa ilusión y lo que es aún peor, creo que no llevo el corazón encima y, no quisiera regalarme la mala suerte antes de tiempo, pero en ese caso sería inútil el trayecto, sería inútil mi sumersión en olvidar. No debería pero, deseo tener que retroceder en este camino porque suene el teléfono, y sea tu nombre quien encienda mi noche, seas tú, quien traiga un poco de luz ante tanta oscuridad, porque la Luna se queda contigo, cada noche, no olvides, bajo tu colchón.

2 comentarios:

  1. Joe hacía tiempo que no leía algo tan bonito, Carmen, me entristece muchísimo saber de lo que hablas y relacionarlo directamente con todo el dolor que sé que llevas encima.
    Sé que no exageras y eso me entristece aún más.
    Las guerras siempre llegan a su fin, aunque dejen todo abatido y revuelto, sin casi existencias, siempre se van y dejan un pequeño hueco de esperanza, de confianza en que lo peor ha pasado y que es hora de seguir hacia delante.
    Tu guerra también acabará, ya lo verás :)

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  2. precioso carmen, tu sufrimiento es, irónicamente, un regalo para las letras.

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