Digamos que hemos llegado al eje donde comienza casi la "recta final".
Agosto, siempre pasa rápido, fugaz. No quiero apostar por él ni crearme falsas y altas expectativas para decepcionarme después, me conformo con vivirlo en calma, por conformista que os suene, creo que ha llegado el momento de aceptar que necesito un respiro, que toda guerra merece tregua. Yo debería concederme una.
Me voy, para bien o para mal, me voy. Y aunque todos me lo aconsejéis, yo no voy a dejar los problemas en casa porque no quiero encontrármelos al llegar, así que, me voy con ellos en la maleta, eso sí, prometo intentar resolverlos.
Ayyy, bendito agosto, ni idea tenemos de lo que viene después de agosto. Ni idea... que miedo.
ResponderEliminarMe gusta mucho la sinceridad de esta entrada.. dí que sí, los problemas siempre siguen ahí al volver, así que lo suyo es llevarlos a un lugar donde la atmósfera sea algo más favorecedora para resolverlos.. genial! te echo de menitos
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