miércoles, 22 de septiembre de 2010

Pensamientos difíciles

Sopla el viento y yo tengo frío, dejo que esta sudadera me abrace, no sé si por miedo a que podáis leer en mi piel lo que siento, o simplemente porque tengo frío. Tic tac, tic tac. El tiempo no frena.
En mi cabeza ronda un sentimiento que me hace pensar, imaginar, desvariar. Pensamientos difíciles, de ese tipo de pensamientos que necesitas tragar saliva un par de veces para poder digerirlos. Es un pensamiento que hace bailar a todos tus órganos, al son de latidos sin descanso, un pensamiento que tatúa una melodía en tu interior. Y todo da miedo, el baile, la música, y el pensamiento, porque cuando finalmente vuelves a pensar en él quisieras condenarte por ello. Pienso en ese pensamiento difícil y automáticamente quiero archivarlo en el baúl de cosas que no debería pensar, ese baúl para el cual pedimos clemencia al tiempo, a la vida.
Y la sudadera aún me abriga. Me siento mejor, quizás será porque la capucha cubre mis ideas, mis pensamientos difíciles.
Cierro los ojos por si alguien supiese descifrar mis miradas. Aspiro y quisiera tragarme los rayos de Sol para iluminarme por dentro, para desnudar mi miedo, para gritarte, para quemar todo aquello que te molesta, todo esto que me duele.

Y no sé, Dios, no, no, no lo sé. Empiezo a no saber nada, a no conocer como me miras, a no conocerme cuando te miro. Si acaso seguimos mirándonos, a lo lejos.

2 comentarios:

  1. No tragues tanto tus pensamientos difíciles, ni tan siquiera cierres tus ojos para que nadie te sepa descifrar.. porque encerrarse en uno mismo tampoco es bueno, aunque me consta que no eres de las que lo hacen, pero bueno, sólo por si acaso, quería decirte que tragarse las cosas o dejarlas en el baúl de las cosas que no deberíamos pensar es un vicio: al principio pruebas a hacerlo sin más, y quizá no durante mucho tiempo, pero si te acostumbras a hacerlo mucho luego cuesta sacar esas cosas a la luz y desahogarse.. pero como digo, sé que tú no lo haces :)

    ResponderEliminar
  2. Cuanto más pensamos que no debemos pensar una cosa, más pensamos en ella.
    Es como la mosca frente al cristal... cómo les gusta a las jodías darse golpes (y de paso hacer ese ruidillo tan molesto cuando intentas concentrarte).

    Lei una vez una frase que decía algo así como que somos lo que nuestros demonios interiores hacen de nosotros, y que para seguir con nuestras vidas debemos derrotar esos miedos, sepamos o no cuáles son.

    ResponderEliminar